El Viaje no siempre dura lo mismo, porque las piezas son destinadas a lugares dispares, según cuenta la leyenda, dentro de un misterioso planeta llamado ‘La Tierra’. Ellas aguardan el fin del trayecto con una emoción desbordante porque saben que les espera el Encuentro: el momento en el que aterricen a su nuevo hogar y conozcan a “su Creador”.
La nave toma tierra y las piezas se reúnen al fin con su Creador… ¿Quién? Como señalaban las Sagradas Escrituras, es un enigmático ser compuesto generalmente por 5 elementos divinos: Pulgar, Índice, Corazón, Anular y Meñique. El Creador le otorgará a las piezas lo que llevan esperando toda su vida: su propósito, es decir, su misión.
Liberadas las piezas de la cápsula, se inicia la Creación: un proceso mágico en el que piezas rojas abrazan a otras azules, verdes o amarillas. Pura conexión. Todas son unidas delicadamente (o no; los caminos de la Creación son inescrutables) hasta conformar una figura que, de repente, cobra vida: el Pixo se hace realidad. ¡Que comience la misión!